Información de la carrera:
Carrera: Spartan Race
Lugar: Circuito Paul Ricard, le Castellet, Marsella (Francia)
Modalidad: Super – 15 km
Fecha: 12-10-2014
Posición: 1º de la general
Tiempo: 1h24’58»
Aspectos a destacar:
– Organización perfecta, un 10.
– Mayor pista americana que he hecho en mi vida, alrededor de 100 m, una locura.
– Distancia más larga recorrida con un saco de 20 kg cargado, 1’5 km, destacando una infernal subida de 800 metros con la carga del saco.
– Obstáculos muy diferentes y creativos como bajar por barras de bombero.
– Mucho barro y zonas pantanosas.
– Impresionante cruce de un canal de unos 100 metros lleno de troncos que había que superar sumergiéndote por completo, entre 20 y 30 troncos sin pausa con la fatiga y la sensación de ahogo que supone al superarlos con rapidez.
– Larguísimo túnel oscuro que había que cruzar medio agachado y en el que el sistema de audio instalado te ponía los pelos de punta escuchando voces motivadoras y siniestras a la vez (aunque al ser en francés no entendía mucho).
– Terreno variado con mucho trail, mucho bosque y mucho tramo técnico.
– Mucha expectación y clamor por parte del público.
Crónica:
En esta ocasión me desplazo al circuito Paul Ricard a unos 40 km de Marsella. La competición se inicia el Sábado 11 de octubre con las pruebas en la modalidad Beast (20 km) y Sprint (6 km). Yo, por temas de trabajo, no puedo desplazarme hasta la carrera del Domingo 12 donde me espera la Spartan Super (en esta ocasión 15 km).
Después de unas 6 horas de conducción sobre las 22h del sábado llego al circuito acompañado de Olga. Una buena cena en la furgoneta con el camping gas y a descansar. Qué bien va poder llevar el hotel encima las 24 horas. A las 23h ya estoy en el parking de la entrada del circuito para dormir en la furgoneta y reposar el cuerpo para la batalla.
A las 06:30, aún oscuro, suena el despertador. Desayuno mis tostadas y espero a que abran el circuito para entrar. Me siento bien, libre de presión y con ganas de que empiece todo. Cumplen los horarios marcados a rajatabla y a las 07:40 ya tengo la inscripción realizada. Poco a poco el día se deja ver más y puedo ir viendo la zona que me espera en la carrera. Estoy rodeado de mucha montaña, baja y con bosque, terreno típicamente de trail, como me gusta. Observo algunos de los clásicos obstáculos pero no tengo tiempo para ver parte del recorrido. Sólo la carrera me desvelará sus misterios y eso me llena de emoción e impaciencia.
Me preparo el equipo, contento de estrenar mi nueva camiseta, con el logotipo de Orthos y mi nombre por detrás. Realizo un calentamiento previo que consiste en realizar unos 10 minutos de movilidad general y 10′ de trabajos de reactividad y activación para terminar con un poco de carrera y sprints cortos. Por fin, llega el momento… y entro a la zona de Salida.
Puntual a las 09:00 y después del típico discurso motivador a lo espartano empieza la carrera. Como siempre la gente empieza fuerte, muy fuerte y en esta ocasión yo empiezo algo más fuerte de lo habitual. Me siento rápido y fuerte y estoy entro los 6 primeros. Después de un corto tramo para alargar el grupo entramos en cosas serias. Un continuo sube y baja por pendientes muy fuertes pero cortas (10-15 m) y terreno muy inestable. Me gusta y voy pasando a los primeros clasificados. Al final de este tramo, en la última subida, me coloco ya 1º. Llega un tramo plano y entramos en un bosque. Me doy cuenta que estoy corriendo muy rápido y ya he cogido bastante distancia a mis rivales. En el bosque cruzo un tramo de trail muy divertido y lleno de troncos puestos estratégicamente para pasar por debajo y por arriba. Salto, me arrastro… vuelo sobre ellos disfrutando como un niño…. y sigo adelante.
La carrera sigue y los obstáculos no dejan de aparecer. Turno de cargar un tronco a las espaldas y realizar una vuelta circular, ciertamente larga. Me coloco el tronco a mi hombro derecho, lo abrazo y no dejo de correr por el terreno. Lo dejo y sigo avanzando. Supero tramos con mucha agua y barro y pantanos que te obligan a andar, más lento, pero sigo firme y seguro en cada paso. Se suceden algunos obstáculos realmente sorprendentes, en los que te dices, ‘chapeau’ la organización, y en los que te das cuenta del alto nivel de competencia de estas carreras, sin duda, las mejores.
Sigo corriendo por el bosque, subo unas maderas, bajo por barras al estilo bombero, trepo por cuerdas y troncos inclinados, bajo por túneles convertidos en toboganes, supero un tramo de unos 50 m de charca y barro que sólo puede cruzarse nadando y al poco llego a una parte del circuito de coches. Piso asfalto (me sienta raro) y llega el siguiente obstáculo de carga. Hay que coger un neumático no muy pesado pero incómodo de llevar. Hasta ahí algo normal. La vuelta es larga con él encima pero para volver a dejarlo hay que superar algunos muros, vallas y canales que dificultan mucho el avance. Después de dejarlo sigo corriendo por la pista 1 km aproximadamente llano. Aunque no me guste tanto este terreno intento disfrutar de la velocidad aunque se empiezan a notar los quilómetros en las piernas. Al poco, salgo del asfalto pero sigue el llano. Aquí encadeno varios obstáculos seguidos. Primero, subir un saco mediante la polea, me cuesta un poco por mi bajo peso, un mal apoyo de pies y una cuerda muy embarrada. Lo logro y toca hacer varios saltos por contáiners con barro dentro y alambradas. Al final, una enorme pirámide de paja que saltar. Después, algún obstáculo más y llego a uno de los pasos estrella.
Es un canal de agua que hay que cruzar. Calculo que unos 100 metros, pero está lleno de troncos. Impresionante el montaje. Más de 20 troncos que hay que superar buceando y de forma ininterrumpida que dan sensación de ahogo. Además, está lleno de gente animando. Lo cruzo a buen ritmo encontrando una forma eficiente de superarlo sin ahogarme mucho y siendo rápido, salgo del agua y sigo por el canal hasta entrar en un túnel. El túnel es muy largo y apenas se ve un poco de luz al final, ésa es la salida. Para más épica, en el túnel se escucha con gran calidad de sonido voces que deduzco que son discursos espartanos de superación. Este es un momento épico. Sigo adelante y salgo a la luz.
De golpe me encuentro terreno pedregoso y de mucha inestabilidad. Me desoriento un poco, no sé por dónde ando exactamente, pero bueno, sigo el perfecto marcaje del circuito y al quad, que continuamente me va marcando el camino y llego al inicio de la carrera, donde está la mayor parte del público. Trepo una cuerda hasta tocar la campana, superar una pista americana y paso por el puente de red típico Spartan. Oigo cómo me anuncia el ‘Speaker’ y me grita la gente. Sigo rápido y después de superar unos muros me alejo, de nuevo, del circuito. Me desconcierta porque creía que ya estaría acabando. No importa, fuerza mental y lo que me echen. Después de un tramo largo de trail por más bosque vienen más pruebas de Fuerza. Entre ellas arrastrar un enorme neumático hasta tensar una cuerda y que después hay que tirar de la cuerda hasta retornar el neumático a su sitio. También está el obstáculo de levantar una rueda varias veces y el de arrastrar un ladrillo unos 200 metros. Bastantes obstáculos seguidos de Fuerza que te hacen acelerar el ritmo cardíaco. Sigo superando éstos y otros obstáculos apasionantes hasta llegar a la otra prueba estrella.
Cargo un saco, de 20 kg, como en muchas otras Spartans, pero aquí el recorrido es larguísimo. De hecho, primero debo bajar por una pista con buena pendiente añadiendo una fuerte carga excéntrica. Bajo mucho, mucho más de lo esperado, y me digo: “como tenga que volverlo a su sitio voy a mori”. Pues efectivamente, debo hacerlo, no muero pero casi. Empieza una fuertísima subida sin final a la vista. Aguanto corriendo el primer tramo, también motivado por tener dos quads siguiéndome, uno adelante y otro atrás. Al poco prefiero andar pues los gemelos empiezan a quejarse y si algo he aprendido en toda mi vida deportiva, que hay que mimar lo que te hace ser fuerte. Si se quejan, cuídalos, que es por algo. Paso a paso, cambiando el brazo y el agarre del saco voy llegando al final. Calculo una subida de unos 800 metros y bastante desnivel. Llego finalmente al final y al dejar el saco veo como el 2º clasificado coge el saco. Deduzco que esa es la distancia que tengo con el 2º, y calculo que no tardará menos de 5′ en hacer lo del saco.
Tranquilo por ello pero exigiéndome para competir conmigo mismo sigo rápido sin aflojar el ritmo pero a la vez sin maltratar mis gemelos. Después de superar una red anclada entre dos árboles, ya sí, veo que llego de nuevo al circuito y es el tramo final. Antes pero, viene lo peor. El lanzamiento de Jabalina. Un cara o cruz, un único intento para lanzar una jabalina a unos muñecos de paja a modo de soldados que hay que clavar o penalizar. Cojo la Jabalina, me concentro, visualizo el objetivo, respiro, pasito atrás, pasito adelante y lanzo fuerte y seguro… ¡Zas! Noooo, fallo… por poco la Jabalina roza la paja por un lado y no se llega a clavar. Sin lamentos, sin pensar, sin tiempo para la queja, empiezo a ejecutar los 30 burpees de penalización. Delante mío, un controlador se agacha y empieza a contármelos. Me gusta, porque es así como debe ser. Tengo que hacer 30 y debo hacerlos bien y rápido. Hasta los 10 vuelo, del 10 al 20 mantengo el ritmo aunque empiezo a sufrir, a partir del 20 mi ritmo debe bajar para mantener la técnica bien. Si debo ganar, debo hacerlo bien y sin acortar el recorrido, son las reglas, y así las acato. Miro de reojo si llega el 2º mientras hago los últimos burpees, pero no veo nadie. Llego al 30 y sigo aplaudido por el propio controlador (bravo a él por ser exigente en el número y en la técnica y a la vez por animarme) y al público. Ya llego al final.
Después de la Jabalina, recorro un tramo de dunas puestas para romper las ya pesadas piernas. Sé que llego al final y nada va a frenarme ya. Entro al final pero llego a mi gran último obstáculo. Y sorpresa mía con lo que encuentro…. impresionante, se me presenta la mayor de las pistas americanas que he visto en mi vida. Al menos 100 metros de arrastre por una baja, bajísima alambrada llena de barro, irregularidades, agua y maderas por el medio. ¡Bua, como mola! me digo a mí mismo. Voy a ello. Me agacho y empiezo. La gente anima mucho. Alterno mis clásicas reptaciones, con algunos giros para descansar. ¡Es infinita! No me detengo, sólo vale seguir, aguantar, resistir el avance. Lucho contra todo, disfruto del reto y finalmente supero esta infernal pista americana muy aplaudido por el público que me da alas para la recta final. Corro rápido supero la pared resbaladiza con cuerdas, salto el muro y después el fuego y cruzo la meta ante la atenta mirada del público, participantes y organizadores. Impresionante como me vienen a felicitar voluntarios y organizadores de la carrera. Algunas fotos, algunas palabras y a reponer energía.
Me siento muy feliz, es mi primera victoria en una Spartan Súper (había logrado quedar 2º en París y Madrid y 3º en Londres). La carrera ha sido realmente dura, pero puedo decir que es con la que más he disfrutado. Bravo a la función de los voluntarios, un aplauso con toda mi energía por su dedicación, así como a la organización. Para rematar, la entrega de premios final es espectacular.
Tengo un sueño, voy a por él y nadie me lo arrebatará. Mi pasión me hace luchar día a día al máximo respetando al máximo la delgada línea entre dureza en el entrenamiento y la recuperación para mejorar mi rendimiento. Es decir, entrenar duro… ¡Sí, y mucho! Pero cuidar tu cuerpo, darle movilidad, flexibilidad para darle salud y poder entrenar duro luego respetando el descanso que necesita y se merece. No pain no gain… pero también… no brain no gain…
¡¡A por mi sueño!! Rodeado de mucha gente que me ayuda día a día en mi camino duro, motivador y que hace sentirme vivo y feliz.
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